Aula Financiera

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Doce preguntas que debes hacerte antes de invertir

Antes de invertir, plantéate estas cuestiones claves que te ayudarán a conseguir el equilibrio ideal entre rentabilidad, liquidez y seguridad

15 de octubre de 2015.- Invertir significa meter nuestro dinero en activos que se supone harán que no pierda valor con el paso del tiempo y crezca. Las palabras ‘se supone’ están subrayadas porque una inversión, por definición, implica necesariamente un riesgo, en mayor o menor medida. Al invertir podemos ganar menos de lo que esperábamos o incluso tener pérdidas. Así que, antes de decidir, debemos plantearnos con mucha calma una serie de cuestiones, que nos ayudarán a encontrar el equilibrio ideal para nosotros entre rentabilidad, liquidez y seguridad.

Plantéate tus objetivos antes de invertir

1.- ¿En qué momento puedo empezar a pensar en invertir?

Lo recomendable es que dediquemos parte de nuestros ahorros a invertir en el momento en que estemos seguros de que siempre tendremos capacidad de cubrir los gastos básicos de nuestro hogar y una vez que hayamos garantizado la protección económica de nuestra familia, con una solución destinada a este fin. De este modo, nos cercioraremos de que, si ocurriera una tragedia como el fallecimiento o invalidez de la persona que aporta los principales ingresos al hogar, nuestros seres queridos podrán salir adelante.   

2.- ¿Qué posición ocupa la inversión para nosotros?  

La inversión es una pieza más de la planificación financiera, un edificio que nos dará seguridad y cobijo y que incluye otros elementos igualmente necesarios, como disponer de un colchón de ahorro suficiente para situaciones imprevistas (el fondo de emergencia), controlar nuestro nivel de endeudamiento, contar con los seguros necesarios que permitan proteger nuestro futuro económico…

3.- ¿Cuánto puedo invertir?  
Por eso, antes de invertir, hay que analizar bien todos los pilares que construyen nuestra economía doméstica, teniendo en cuenta también nuestros factores vitales y familiares: ¿tengo hijos o personas que dependen de mí por lo que no puedo arriesgar tanto? ¿Qué edad tengo? ¿Cuánto me queda para jubilarme? Ese análisis nos indicará qué excedente de dinero puedo destinar a invertir. Un consejo: antes de lanzarnos a comprar productos de inversión, deberíamos tratar de cancelar aquellas deudas que no nos suponen una ventaja fiscal. 

4.- ¿Qué objetivos tengo? 

Mis metas  determinarán también las inversiones. ¿Qué pretendo? ¿Conseguir el capital necesario para tener una buena jubilación? ¿Reunir el dinero para la entrada de una vivienda? ¿Constituir un fondo de emergencia?

5.- ¿Qué plazo tengo para invertir ese dinero?

El tiempo que podemos tener ese dinero invertido sin echar mano de él para otros fines condicionará en gran medida el producto de inversión que podamos elegir. El tiempo juega a favor de los que disponen de él. Cuanto mayor es el plazo que tenemos, más se diluye el riesgo y podemos apostar por activos más rentables (por ejemplo, acciones, ya que si baja su cotización, podemos esperar a que se recupere el mercado, pues  no necesitamos inmediatamente el dinero y no nos vemos obligados a vender a cualquier precio). Por eso es aconsejable empezar a invertir en el momento en que se pueda (teniendo siempre en cuenta el resto de factores de la planificación económica, por supuesto).

6.- ¿Soy prudente o no temo al riesgo?

En esto coinciden todos los expertos. Una inversión que no te deja pegar ojo por las noches, por muy rentable que pueda ser, no es buena para ti. El factor psicológico tiene gran trascendencia en cómo manejamos nuestras inversiones, y puede suponer que tomemos decisiones erróneas que nos cuesten dinero. Por ejemplo, vender apresuradamente y a bajo precio cuando el mercado da señales que no invitan a la euforia. Así que tus inversiones deben adaptarse a tu forma de ser.

7.- ¿Estoy capacitado para decidir yo solo?

Recurrir a asesores y expertos financieros puede resultar de gran ayuda para lograr ese binomio adecuado para ti entre riesgo y rentabilidad. Déjate asesorar, pero siendo consciente de que, al final, el único responsable eres tú, y de que deberás preocuparte de comprender bien en qué estás metiendo tus ahorros. Al solicitar asesoramiento o que gestionen tu cartera de inversión, las entidades financieras o agencias y sociedades de valores deberán preguntarte una serie de cuestiones (lo que se llama evaluación de idoneidad) para conocer tus objetivos de inversión, tu situación financiera y tu formación y experiencia inversora, con el objeto de poder recomendarte los productos que mejor se adapten a ti.

8.- ¿Está este agente autorizado por la CNMV?

Si has decidido por fin invertir, comprueba que el intermediario con el que lo vas a hacer está autorizado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y no se trata de un chiringuito financiero. Puedes consultarlo de forma muy sencilla en el registro online de la CNMV.  

9.- ¿Entiendo cómo funciona el producto?

Nunca debes invertir en un activo que no comprendes. Debes ser capaz de entender cómo funciona, sobre todo para evaluar sus riesgos. Pide que te entreguen la información,  léela con calma antes de firmar, y consérvala en un sitio en el que la puedas localizar fácilmente.

10.- ¿Tengo claras las comisiones de esta inversión?

Muchas personas se fijan en la supuesta rentabilidad de un activo y se olvidan de las comisiones y gastos aparejados a la inversión.

11.- ¿Aporta diversificación a mi cartera?

Diversificar significa destinar el dinero a inversiones distintas, con el fin de disminuir el riesgo. Así, cuando sea posible, es recomendable combinar productos de diferente nivel de riesgo (y por tanto de rentabilidad) y con distinto horizonte temporal (acciones, depósitos bancarios, bonos y obligaciones, planes de pensiones, etc.). Si no se tiene un gran capital para colocar dinero en diferentes lugares, se puede optar por un fondo de inversión, instrumento que de por sí garantiza diversificación.

12.- ¿Seré capaz de vigilar mi inversión?

Aunque cuentes con un asesor o gestor de tu cartera de inversiones, debes vigilar la evolución de tus inversiones, especialmente si comportan un nivel de riesgo o volatilidad elevado. Plantéate cuánto tiempo podrás emplear en esto y si eres capaz de comprender los factores que influyen en la evolución de tus activos financieros.