Aula Financiera
Rentabilidad, riesgo y liquidez, claves de la inversión
Estos tres conceptos son básicos a la hora de tomar una decisión financiera y realizar una inversión. ¿Sabes lo que implican?
Comprar una vivienda, suscribir un depósito o invertir en Bolsa son decisiones financieras que requieren una reflexión, en la que no sólo hay que fijarse en el beneficio que podemos obtener. Para valorar si se trata de una buena opción o no es preciso valorar, además de la rentabilidad, el riesgo que puede suponer y la liquidez de la que dispondremos, tres conceptos claves de la educación financiera. ¿Qué supone e implica cada uno de estos factores?
Cuando decimos realizar una inversión como puede ser una vivienda o acciones de una compañía, el objetivo es obtener una rentabilidad, es decir, tener unas ganancias. Esa rentabilidad será diferente en función de la inversión que realicemos. Por ejemplo, imaginemos que Miguel adquiere un piso para alquilarlo; la rentabilidad será la cuantía que obtenga cada año por alquilarla, descontando los costes del pago de hipoteca, así como los gastos e impuestos que deba abonar (el índice de rentabilidad sería el beneficio/coste de adquisición) . En el caso que opte por un depósito a plazo fijo, la rentabilidad será el interés (por ejemplo, un 2,5% TAE) que obtendrá en un plazo determinado; sin embargo si hace una inversión en renta variable, como puede ser la Bolsa, no podrá saber a priori la rentabilidad que conseguirá, que puede ser mucho mayor que con otros productos, pero que se puede convertir incluso en pérdidas.
Toda decisión que tomamos a la hora de invertir implica un riesgo. La existencia del peligro de perder parte o incluso la totalidad del capital que se invierte es algo que sopesar detenidamente. El riesgo va muy vinculado a la rentabilidad; generalmente, cuanto mayor es la posibilidad de obtener una gran rentabilidad, mayor es el riesgo que corre el capital que invertimos. Por el contrario, las inversiones más seguras, o con menor riesgo, son también las que tienen una menor rentabilidad. Por ello, a la hora de realizar una inversión se recomienda analizar el perfil de riesgo que tiene cada inversor. En nuestro ejemplo, un asesor aconsejaría a nuestro protagonista, Miguel, pensar qué cantidad podría destinar a invertir sin que eso le quitara el sueño. Otra norma básica es destinar a la inversión una cantidad que no ponga en riesgo el pago de gastos básicos, como la vivienda, los suministros o la alimentación.
Existen diferentes tipos de riesgo a la hora de realizar una inversión de cualquier tipo, tal y como señala la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que advierte de la creencia errónea de que invertir en renta fija es invertir sin riesgos. Veamos cuáles son los principales riesgos:
- Riesgo de mercado.- Es el riesgo que supone que los valores coticen por debajo del precio que hemos pagado por ellos. Esto depende de la evolución de tipos de interés, de los movimientos del mercado y de las condiciones económicas generales.
- Riesgo de liquidez.- Hace referencia a la posibilidad de necesitar el dinero invertido y no poder recuperarlo. Esto puede suceder en el mercado de renta fija o variable, si no se encuentra contrapartida o comprador o también en otro tipo de inversiones como puede ser la vivienda. Estos últimos se consideran productos “de alto riesgo de liquidez” dada la dificultad que puede suponer lograr venderlos recuperando el importe destinado.
- Riesgo de crédito o de impago.- Es decir, la probabilidad de que el inversor no pueda cobrar sus intereses o recuperar su capital. Algo que sucedería si, por ejemplo, el pagador entra en quiebra.
Finalmente, el tercer pilar a tener en cuenta sería la liquidez, la capacidad y facilidad de convertir un bien o un activo financiero en dinero. Es un factor a tener muy en cuenta si prevemos que podemos necesitar esa cuantía invertida. Por ejemplo, es probable que si Miguel tiene acciones de Bolsa pueda venderlas rápidamente, recuperando la liquidez. Por el contrario, como hemos visto, si ha invertido en un piso y necesita venderlo por cualquier circunstancia, probablemente, le costará más tiempo.
Algunos productos financieros disponen de "ventanas de liquidez", es decir períodos de tiempo -generalmente cada seis meses- en los que se puede recuperar una parte o la totalidad de la inversión sin que nos penalicen con una comisión.
Además de tener muy en cuenta estos tres pilares, recopilar información que nos permita prever lo que puede suceder en el futuro y en los mercados, contar con asesoramiento especializado o diversificar el riesgo son fórmulas que nos permitirán tomar las mejores decisiones a la hora de invertir.
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